Violencia en México
¬ Augusto Corro jueves 13, Jul 2023Punto por punto
Augusto Corro
Una vez desatada la violencia en México nadie pudo detenerla. Así lo demuestran los registros oficiales sobre el número de víctimas en los últimos sexenios. El incremento de delitos y la inseguridad se multiplicaron.
Los factores que provocan la ola de violencia son la pobreza, la desigualdad, el desempleo y la falta de oportunidades de estudio. Claro, la delincuencia organizada juega un papel muy importante.
El problema de la inseguridad se agudiza por la lucha entre los cárteles de la droga y las acciones criminales de los políticos convertidos en dictadorzuelos; además de la impunidad y la corrupción.
De acuerdo con los informes de las autoridades, entre diciembre de 2018 y mayo de 2023 se registró un total de 156 mil 136 casos de homicidios. Esta cifra coloca al sexenio del presidente López Obrador, como la administración que acumula más asesinatos. Es decir que el número de crímenes superó los máximos históricos de mandatarios anteriores. Sin embargo, en el presente no se contempla ninguna posibilidad de disminuir las acciones criminales de toda clase de delincuentes.
La delincuencia organizada llegó para radicar y fortalecer sus plazas. En años recientes, el mercado de la droga creció incontrolable y con ello la espiral de violencia, que origina el mercado más grande de drogadictos que tiene Estados Unidos.
En el presente se agudizó la lucha de las autoridades contra el fentanilo, una droga poderosa que arrebata la vida de los consumidores, pero no parece que sea el camino para terminar con el problema.
En México, la violencia creció ante la paciencia de las autoridades que aplican la estrategia de abrazos, no balazos al enfrentar la delincuencia organizada. Son innumerables los lugares donde el crimen organizado se erigió en gobierno.
Con la guerra declarada por el presidente Felipe Calderón contra la delincuencia organizada, lo que ocurrió fue el fortalecimiento y dispersión de los grupos criminales. Ahora, son más las entidades donde se encuentra la presencia de las bandas criminales.
Por ejemplo, los delincuentes no se limitaron a sus negocios de las drogas, sino que ampliaron sus actividades a los asaltos, extorsiones, secuestros, huachicoleo, asesinatos, etc., que tienen aterrorizados a amplios sectores de la población.
Desde sexenios anteriores se conocían las actividades ilícitas que les permitieron su desarrollo. Durante el gobierno de Felipe Calderón, el Cártel de Sinaloa, de Joaquín “El Chapo” Guzmán, recibió el apoyo de las autoridades.
Genaro García Luna, el ex secretario de Seguridad en el sexenio calderonista, se encuentra en una cárcel de Nueva York, acusado de narcotráfico. El jurado lo encontró culpable de beneficiarse con millones de dólares de la organización criminal.
La violencia e inseguridad se multiplicó en México. Es más constante la información sobre hechos violentos en nuestro territorio. Esto se puede ver con lo que ocurre en Guanajuato, Tamaulipas, Michoacán, Colima, Jalisco, Estado de México, Chiapas y Guerrero. Entre las organizaciones más citadas están el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y grupos con influencias en diferentes lugares. En algunos de esos sitios, los delincuentes presumen sus armas y sus vehículos blindados.
En términos generales, la población mexicana vive tiempos de incertidumbre en materia de seguridad. Como señalamos, las autoridades no encuentran el camino efectivo para enfrentar a la delincuencia.
Sectores de la sociedad cumplen con su trabajo bajo amenazas. Activistas y periodistas se encuentran en el ojo del huracán. Son innumerables las fosas clandestinas a lo largo y ancho del país.
Las buscadoras de sus familiares desaparecidos buscan pactos con la delincuencia que les permitan, en medio del miedo y la esperanza, realizar su penosa labor sin el temor a perder la vida. La espiral de violencia alcanzó a las mujeres y aumentó el número de feminicidios.
Los hechos violentos registrados en Guerrero deben analizarse y tratarse con responsabilidad por parte de las autoridades. Saber con exactitud cuál fue la participación de la delincuencia organizada.
Si ya se ve que no funciona la política de abrazos, no balazos, ¿qué medidas podrían aplicarse para regresarle a los mexicanos la anhelada seguridad?
¿Usted que opina amable lector?